sábado, 9 de mayo de 2009

¿Por qué nos vuelve locos?


Pocos alimentos suscitan tantas pasiones como el chocolate. No se equivocaron los Mayas al considerarlo bebida de dioses y destinarlo a agasajar a deidades y reyes. Sin embargo las cualidades nutricionales del alimento preferido de los niños siempre han estado rodeadas de un halo de escepticismo que ha hecho restringir su consumo a ocasiones especiales. Pero aunque es cierto que el chocolate es rico en azúcares y grasas, tampoco debemos olvidar que presenta un interesante contenido en vitaminas, además de potasio, magnesio, calcio y hierro.
Su intenso aroma y su sabor, unido a la mezcla de azúcares y grasas que lo compone, hacen de él un placer para todos los paladares. Pero además del mero disfrute de su ingesta, el chocolate tiene también otros efectos. Sin entrar en las propiedades curativas que se le atribuyen, no cabe duda que el simple hecho de consumir un alimento deseado, como es el chocolate, disminuye el estrés. También se ha demostrado el poder tonificante de algunas sustancias contenidas en él como la cafeína, la teobromina o la serotonina.


¿Que es el chocolate?


El chocolate es el alimento basado en el cacao más conocido y difundido en el mundo por su particular sabor, textura y coloración. Es un alimento que se obtiene mezclando azúcar con dos productos derivados de la manipulación de las semillas del cacao: una materia sólida y una materia grasa.

A partir de esta combinación básica, se elaboran los distintos tipos de chocolate, que dependen de la proporción entre estos elementos y de su mezcla o no con otros productos tales como leche y frutos secos.

Como se prepara el chocolate

1. Lo primero que se realiza es el lavado y tostado de las habas del cacao; el objetivo es aumentar el aroma y favorecer el desprendimiento de la piel de las semillas.
2. A continuación, se realiza la torrefacción de las habas del cacao ya tostadas, un proceso importantísimo para la calidad final del producto. En unas grandes esferas giratorias, las habas se tuestan durante unos pocos minutos a entre 110 y 120ºC., eliminándose la humedad y la acidez, al tiempo que se favorece el desarrollo de los aromas. Cada tipo de grano que formará parte de una determinada mezcla de chocolate se tuesta por separado.
3. Después de su enfriamiento, las habas, cuyas cáscaras han comenzado a explotar por el efecto de la torrefacción, se llevan a una máquina de descascarillar y cribar, que abre los granos tostados y separa los pellejos, ligeros, de la parte comestible, más pesada.
4. El siguiente paso es la mezcla. Determinadas cantidades de diferentes variedades de granos son pesadas e introducidas en un depósito cilíndrico, previamente a su paso a las máquinas de molienda. La mezcla de diferentes granos para hacer cacao en polvo es menos exigente que la del chocolate
5. Se muelen las habas del cacao. Las habas trituradas pasan a través de una batería de molinos y se someten a un batido a una temperatura constante de 60-80º; la duración de este tratamiento puede ir de las 18 a las 72 horas.
6. El resultado es una pasta fluida pero densa, la pasta de cacao: una suspensión de sustancias con cacao en manteca de cacao.
7. Para su utilización en los diferentes productos, esta pasta se homogeneiza y se calienta a 100º, para ser luego propulsada en prensas hidráulicas. Se extrae así la mayor cantidad posible de manteca de cacao, que se filtra y se compacta en grandes bloques.
8. El característico crujido y el delicado brillo del buen chocolate es debido a la estructura cristalina de la manteca de cacao.
9. La manteca de cacao, aparte de su utilización en la elaboración de chocolates, se usa en jabones y cosmética, por tener un punto de fusión ligeramente inferior a la temperatura corporal, lo que la convierte en una base perfecta para lápices de labios y otras cremas.